EVOLUCIÓN DEL FRIGORISTA

Cuando entré en el sector de refrigeración, allá a mediados de los 80, me encontré con un trabajo en constante evolución y lo que me maravilló de todo esto eran las posibilidades de evolucionar que tenía la tecnología del frío. 
Veía que teníamos unas máquinas que se utilizaban para enfriar, ya sea procesos industriales, para conservación de productos o incluso había alguien que se lo montaba para tener un buen clima en su casa u oficina.
Veía que no se aprovechaba mucha de la energía que teníamos disponible en forma de calor y que tirábamos al ambiente.
Veía unos enormes cuadros eléctricos que con temporizadores electro-neumáticos y relés de maniobra se conseguían increíbles maniobras de automatización de las centrales frigoríficas.

El técnico frigorista era un operario muy competente y gozaba de la máxima confianza del cliente que veía en él a una persona que tanto tocaba un compresor, como arreglaba una fuga o manoseaba un cuadro eléctrico.

Hoy en día hay cosas que han cambiado y cosas que siguen igual.

Desaprovechamos energía.

Por un lado tenemos que se continúa desaprovechando la mayor parte del calor generado en las instalaciones frigoríficas. Ha habido intentos de crear máquinas ambivalentes que nos generen frio y clima a la vez con lo que obtendremos calefacción “gratis” en el invierno pero no acaban de arrancar.

Tenemos instalaciones que son eficientes pero en estos momentos la limitación en las cargas de refrigerante, debido al impuesto Español y al precio del gas refrigerante mismo, han frenado el desarrollo de estos productos.
A pesar de esto estoy totalmente convencido de que los sistemas de aprovechamiento de la energía residual de las instalaciones frigoríficas se impondrá. Puede ser que no se acabe imponiendo por la propia voluntad de los instaladores o los propietarios de las instalaciones y si que puede ser que sea una imposición a modo de Ley que obligue a reformular el diseño de las instalaciones frigoríficas.

 Lo que si se ha visto es que la implementación del FRIO se ha generalizado en nuestra sociedad. Ya es impensable no tener recintos refrigerados para la conservación de productos pero también tenemos que la instalación de aires acondicionados se ha extendido a toda la sociedad. En los años 80 era raro ver un aire acondicionado en un domicilio particular pero hoy es de lo más normal.

En cuanto a las maniobras eléctricas ha habido un cambio enorme. La entrada de los chips micro-procesados y la computación con autómatas nos ha traído un control sobre la instalación impensable tiempo atrás. Hoy en día, desde el móvil que llevamos en el bolsillo, podemos monitorizar o supervisar la instalación frigorífica.
Evidentemente que esto requiere de unos conocimientos técnicos no alcanzables por todo el mundo y por esto tenemos un oficio nuevo en este sector que es el de programador de sistemas aplicados en la refrigeración. Ya no es el frigorista de antaño el que nos diseña el automatismo sino que es un informático.

Con todo esto vemos que hoy las instalaciones frigoríficas no se parecen en nada a las de hace 30 años. Hemos pasado de un control con un termostato electro-mecánico al control con una pantalla táctil a distancia.  Hemos pasado de tener instalaciones simples y no muchas veces eficientes, a unas instalaciones complejas con mucha mejor eficiencia energética, aunque creo que muy mejorable aún.

Constante evolución

Es por esto que en estos momentos tenemos un operario frigorista que ya no domina completamente las instalaciones. Ya necesita la ayuda de técnicos de otros sectores para controlar el frio.

Aún más, debido a los cambios normativos que nos llegan donde la prioridad es la de la reducción del impacto del calentamiento global de las instalaciones frigoríficas, en los próximos años tendremos unos cambios tecnológicos importantes que requerirán una mejor especialización del sector y, como todo, quien no se actualice no podrá seguir las innovaciones del sector.